"Explosión al borde del pecho" nace del temblor interno que no encuentra palabras, y que en su estallido se convierte en forma abierta, en latido desbordado.

Esta obra no busca representar nada acabado. Es gesto bruto, expansión urgente, necesidad de no callar más. Un rojo quemado se expande en oleadas hacia el exterior, empujado por círculos de azul intenso y grietas negras que atraviesan la composición como cicatrices que no quieren esconderse. No hay horizonte, no hay refugio: sólo presencia que late.

Pintada a mano con acrílicos sobre algodón, fue creada con brochazos violentos, espátula empujada en gestos de apertura, salpicaduras y capas sucesivas que nunca tapan del todo lo que hay debajo. En Teixir Bambú, sostener el caos es el primer paso hacia el cuidado; en Mirades d’Estrèpit, esa energía desbordada todavía no se ordena: grita y despierta.

No fue el cuerpo
el que tembló primero.
Fue la mirada,
que rompió su borde
para hacerse carne viva.

"Explosión al borde del pecho" es una reflexión sobre los temblores que no destruyen, sino que abren.
Sobre cómo, al estallar, algunas emociones no terminan, sino que empiezan a trazar, sin saberlo, las primeras líneas del tejido nuevo.