"Fulgor de la grieta" nace del momento exacto en que el miedo se agrieta y la mirada, aunque tiemble, se atreve a entrar.

Esta obra no representa el derrumbe ni su reparación: captura el primer destello, la chispa mínima que rompe la pasividad. Fragmentos de azul oscuro, ocre quemado y un rojo denso flotan suspendidos sobre un fondo incierto. No hay forma definida: hay tensión. No hay orden: hay latido.

Pintada a mano con acrílicos sobre algodón, fue creada con trazos suspendidos, espátula semiseca y movimientos cruzados que dejan grietas abiertas en la composición. En Teixir Bambú, entender el estrépito es entender que mirar el caos es el primer gesto que teje. Pero aquí, en Mirades d’Estrèpit, solo importa ese primer fulgor: la grieta que enseña que el tejido será necesario… pero todavía no.

La grieta no preguntó.
Se abrió.
Y por ella, entró la luz,
aunque aún doliera verla.

"Fulgor de la grieta" es una reflexión sobre la belleza salvaje del primer impacto.
Sobre cómo mirar el temblor sin cerrarlo es también un acto de presencia, un primer hilo invisible que todavía no sabe su destino.